Febrero 07, 2024
CUANDO LA ORQUESTA FALLA EN NUESTRA CABEZA
Las universidades públicas españolas empiezan a incorporar protocolos para ayudar a los alumnos con déficit de atención.
Espero este articulo ayude a ampliar el conocimiento del TDAH de nuestros hijos y alumnos. Algún día cercano veremos otro sol que alumbrará para nuestros hijos en las aulas de clase.

Para
Enrique Alonso, de 19 años, algo tan sencillo como leer un libro es un
suplicio. Le cuesta retener detalles, seguir el hilo argumental y comprender la
trama. Tiene TDAH, una patología que hasta 2013 no se incluyó en la lista de
trastornos con necesidades de apoyo educativo en ley de educación (esta
inclusión se realizó en España). Cree que el desconocimiento de su dolencia por
parte de los profesores hizo de su etapa escolar un calvario. “Preferían
atender a los buenos estudiantes, a los que sacaban buenas notas”, cuenta. Este
año ha comenzado primero de Magisterio en la Complutense de Madrid, una
universidad que, como otras muchas públicas en España, ha comenzado a aplicar
protocolos de ayuda para los estudiantes con TDAH.
Aunque
no existe un registro oficial de cuántos estudiantes hay en España con TDAH
(Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), los expertos señalan
que afecta al 5% de la población infantil. Hasta este año, la mayoría de
universidades públicas no disponían de protocolos de ayuda a este colectivo. En
el caso de la Complutense, fue el mayo del pasado año cuando se empezaron a
ofrecer sesiones personalizadas para enseñar técnicas de estudio, adaptaciones
de los exámenes con enunciados mucho más claros o tiempo extra, unos 20
minutos, para la realización de las pruebas. También un 50% de tiempo extra
para los préstamos bibliotecarios.
"Hemos
reaccionado a la demanda. En los últimos años ha crecido el número de
estudiantes que han solicitado una adaptación de la Prueba de Acceso a la
Universidad (PAU) por problemas relacionados con el aprendizaje", cuenta
María Antonia Durán, coordinadora de la Oficina para la inclusión de personas
con diversidad de la Complutense. De los 55 estudiantes con TDAH que lo
solicitaron en 2013, se ha pasado a 200 en 2016. "Hay una imagen
generalizada de que son vagos y de que tienen un problema de disciplina. Falta
sensibilización por parte del profesorado y ese es ahora uno de nuestros
retos", explica Durán.
¿Qué
es el TDAH? "Es un trastorno del neurodesarrollo, y los que lo sufren
tienen un 33% menos de madurez cerebral que otras personas de su misma
edad", explica Rafael Guerrero, profesor de la Facultad de Educación de la
Complutense y autor del libro Trastorno
por Déficit de Atención con Hiperactividad. Entre la patología y la normalidad.
Se dan tres síntomas claros: impulsividad (dificultad para gestionar las
emociones), problemas para mantener la atención y, en algunos casos,
hiperactividad (necesidad de movimiento constante). Existen tres cerebros: el
reptiliano -el más primitivo e instintivo-, el emocional -que codifica las
emociones-, y el racional -también llamado corteza prefrontal, que es el que
gestiona a los anteriores y toma las decisiones. "En el caso de las
personas con TDAH, la corteza prefrontal, que actúa como director de orquesta
del cerebro, no es capaz de gestionar de forma adecuada los impulsos y las
emociones. Carecen de filtro", aclara Guerrero.
El
TDAH es, según Guerrero, uno de los trastornos en el que los síntomas son más
criticados y estigmatizados, especialmente en el entorno académico. "Se
dice de ellos que son impulsivos y se ganan etiquetas de nunca se entera o
siempre mete la pata. Incluso se piensa que son maleducados o malas
personas", señala.
Uno
de los problemas principales es el desconocimiento por parte del profesorado.
"Tienen que entender que este trastorno afecta, entre otras, a la memoria
operativa. Por ejemplo, en el cálculo matemático les cuesta mantener los datos,
operar con ellos y procesarlos", explica. La narración es otro de sus
puntos débiles. "Les cuesta seguir el hilo narrativo, leen dos páginas y
retienen poco, les resulta complicado extraer conclusiones". Por ese
motivo, tienen dificultades para automotivarse y requieren más estímulos por
parte del profesor.
En
muchos de los casos, es el propio universitario el que decide no comunicar el
trastorno por miedo a ser etiquetado. "Llegan a la Universidad después de
un recorrido escolar muy frustrante. Si ellos no acuden a los servicios de
orientación, es difícil detectar que sufren ese trastorno". La
hiperactividad, que es uno de los síntomas más palpables, disminuye con la
edad, señala el estudio Trastorno por déficit de atención con hiperactividad
en adultos, de la Universidad Autónoma de Barcelona. En cambio, la
inatención y la impulsividad perduran en el tiempo.
OTRAS
UNIVERSIDADES.
En
el caso de Cataluña, de los 46 estudiantes con TDAH que solicitaron una
adaptación de la PAU en 2011, se ha pasado a 237 en 2016, cinco veces más,
según datos de la Secretaria de Universidades e investigación de la Generalitat
de Catalunya. Precisamente en el curso 2010-2011 se registraron los primeros
cuatro alumnos con TDAH en la Universidad de Barcelona (UB). El curso pasado
era 41 y este ya suman 34.
"Les
ofrecemos recursos similares que a los alumnos con certificado de discapacidad,
pero para los TDAH no existe un protocolo específico", señala Jordi
Molina, responsable del servicio de atención al estudiante de la UB. Tras
entrevistar y valorar a los alumnos afectados por este trastorno, realizan un
informe que luego pasan al profesorado en el que se hacen recomendaciones como
secuenciar el ritmo de las actividades, promover tutorías para motivar al
alumno y prestarle una atención continuada. Se les concede un 25% de tiempo
extra para la realización de exámenes.
A
diferencia de otras universidades, la Universidad de Murcia aprobó el pasado
mayo un protocolo de obligado cumplimiento para los profesores en el que se
establece que los estudiantes con TDAH disponen de más tiempo para la entrega
de trabajos, de un 25% de tiempo extra para los exámenes, ubicación en las
primeras filas del aula (para evitar distracciones), una redacción más clara de
las preguntas, una fragmentación de las pruebas largas en varias sesiones y
cierta permisividad con las faltas de ortografía, especialmente los acentos.
"El
número de universitarios diagnosticados con TDAH está aumentando por el trabajo
efectivo que se está haciendo desde los institutos. La Ley solo nos obliga a
hacer adaptaciones curriculares para los alumnos con discapacidad, los que
tienen problemas de aprendizaje están en un limbo y dependen de la buena
voluntad de la universidad y el profesorado", apunta Antonio Pérez,
responsable de la Unidad de Atención a la Diversidad de la Universidad de
Murcia.